El mito de Tsukuyomi

Nacimiento de Tsukuyomi del ojo derecho de Izanagi, con la luz de la luna envolviendo la escena en un paisaje japonés bajo el cielo estrellado.

Dios de la luna en la mitología japonesa

Tsukuyomi, el dios de la luna en la mitología japonesa, es una figura envolvente, serena y enigmática que juega un papel clave en el equilibrio del cosmos japonés. Si bien no es tan famoso como su hermana, la diosa del sol Amaterasu, o su hermano, el dios de las tormentas Susanoo, Tsukuyomi sigue siendo un elemento esencial para entender la dinámica cósmica que los dioses japoneses representan. Este artículo profundiza en los orígenes, mitos y el impacto cultural del dios Tsukuyomi.


Origen de Tsukuyomi: Nacido de la purificación de Izanagi

El mito de Tsukuyomi comienza con el relato de su nacimiento. Según el Kojiki y el Nihon Shoki, dos de los textos más antiguos de la mitología japonesa, Tsukuyomi nace cuando el dios creador Izanagi, tras su desesperado viaje al inframundo para intentar rescatar a su esposa Izanami, regresa a la tierra de los vivos. Después de fallar en su misión y horrorizado por la transformación de su esposa en un ser putrefacto, Izanagi se purifica lavándose en un río sagrado. Durante este ritual, de su ojo derecho emerge Tsukuyomi, mientras que del izquierdo surge Amaterasu y de su nariz aparece Susanoo.

Este nacimiento establece inmediatamente el contraste entre los tres dioses. Amaterasu, la diosa del sol, gobierna el día y trae luz y orden al mundo; Susanoo, el dios de las tormentas, trae caos e imprevisibilidad; mientras que Tsukuyomi, el dios de la luna, es el regente de la noche, la calma y la reflexión. Así, el origen de Tsukuyomi lo posiciona como un dios de serenidad y estabilidad, en contraste con el caos de Susanoo y la brillantez de Amaterasu.

El mito de Tsukuyomi y Uke Mochi: El conflicto que separó al sol y la luna

Uno de los aspectos más fascinantes del mito de Tsukuyomi es su implicación en el asesinato de Uke Mochi, la diosa de los alimentos. Este mito es esencial para entender la ruptura entre Tsukuyomi y su hermana Amaterasu, que marca la separación eterna del día y la noche en la mitología japonesa.

Según la mitología japonesa de Tsukuyomi, Amaterasu envió a su hermano como representante a un banquete organizado por Uke Mochi. En este evento, Uke Mochi comenzó a crear alimentos de manera mágica, haciendo que estos surgieran de su boca y otras partes de su cuerpo. Aunque esta creación simbólica representaba la generosidad de la naturaleza, Tsukuyomi quedó horrorizado por lo que consideró un acto repugnante. Incapaz de soportar lo que veía como una falta de respeto, Tsukuyomi mató a Uke Mochi en un ataque de ira.

Separación de Tsukuyomi y Amaterasu, con el sol y la luna compartiendo el cielo, mostrando el equilibrio entre el día y la noche.

Cuando Amaterasu se enteró de la muerte de Uke Mochi, se llenó de furia. Profundamente disgustada por el acto violento de su hermano, declaró que nunca volvería a verlo y, como resultado, el sol y la luna nunca estarían en el cielo al mismo tiempo. Esta separación divina es una de las explicaciones más antiguas en la mitología japonesa sobre por qué el día y la noche se alternan. La relación entre Tsukuyomi y Amaterasu simboliza el equilibrio entre las fuerzas opuestas, una temática recurrente en la cosmología japonesa.

Tsukuyomi como dios de la luna y su rol en la mitología japonesa

El papel de Tsukuyomi dios de la luna no se limita únicamente a la alternancia entre el día y la noche. En la mitología japonesa, Tsukuyomi tiene control sobre las mareas, ya que estas están intrínsecamente ligadas al ciclo lunar. Las mareas afectan la agricultura y la vida cotidiana, lo que otorga a Tsukuyomi un rol indirecto pero crucial en la prosperidad de la tierra y el bienestar de los humanos. Aunque menos venerado que Amaterasu, el dios Tsukuyomi sigue siendo una figura importante dentro de los ciclos naturales.

A pesar de la prominencia de Tsukuyomi en la mitología japonesa, es curioso que no existan muchos santuarios dedicados exclusivamente a él. Esto contrasta con deidades más activamente adoradas como Amaterasu o Susanoo. No obstante, su figura aparece en festivales y rituales dedicados a la luna, como el Tsukimi (observación de la luna), un evento que celebra la belleza y la influencia de la luna en la vida diaria de los japoneses. Durante el Tsukimi, las personas se reúnen para admirar la luna llena, preparar ofrendas y reflexionar sobre el ciclo de las estaciones, reforzando su conexión con Tsukuyomi y su rol en los ritmos naturales.

Simbolismo de Tsukuyomi en la cultura japonesa

El simbolismo de Tsukuyomi va más allá de ser solo el dios de la luna. En la cultura japonesa, la luna es un símbolo poderoso de lo cíclico, lo misterioso y lo inmutable. A diferencia del sol, que es una fuente de luz constante y directa, la luna representa el cambio, con sus fases visibles que varían a lo largo del mes. Este cambio constante en la apariencia de la luna se refleja en la naturaleza cambiante de la vida, lo que convierte a Tsukuyomi en una deidad de reflexión, calma y renovación.

Celebración del festival de Tsukimi, con personas reunidas para admirar la luna llena, rodeadas de ofrendas y farolillos, en honor a Tsukuyomi.

En muchas culturas alrededor del mundo, la luna tiene connotaciones asociadas con la tranquilidad, el misterio y la serenidad, y la figura de Tsukuyomi no es una excepción. En el arte japonés tradicional, Tsukuyomi es representado como una figura majestuosa y serena, vestido con ropajes nobles. Esta imagen de paz y serenidad se corresponde con la visión tradicional de la noche y la luna en Japón como un momento para la introspección y la contemplación.

La relación entre Tsukuyomi y Amaterasu: Luz y oscuridad en equilibrio

La relación entre Tsukuyomi y Amaterasu es el núcleo de la dinámica cósmica en la mitología japonesa. Como hermanos, representan la dualidad de las fuerzas naturales: el día y la noche, la luz y la oscuridad. Aunque Amaterasu es más activa y luminosa, Tsukuyomi es una fuerza igualmente poderosa, pero de una manera más sutil. El equilibrio entre estas dos deidades asegura la armonía del cosmos.

Sin embargo, su relación fue fracturada por la tragedia del asesinato de Uke Mochi. Esta fractura no solo explica el ciclo natural del día y la noche, sino que también simboliza cómo el conflicto entre fuerzas opuestas puede, paradójicamente, mantener el equilibrio en el universo. En la cosmovisión japonesa, esta dualidad es esencial para el orden natural, donde tanto la luz del día como la oscuridad de la noche tienen su lugar y propósito en el ciclo eterno del mundo.

Tsukuyomi en la espiritualidad moderna y la cultura pop

A pesar de su baja visibilidad en comparación con otras deidades japonesas, Tsukuyomi sigue siendo relevante en la espiritualidad contemporánea. Su mito resuena con aquellos que buscan en la luna una fuente de paz y estabilidad, especialmente en tiempos de incertidumbre. La luna, con su ciclo predecible, es un símbolo de renovación y resiliencia, y Tsukuyomi encarna este poder en la mitología japonesa.

Además, Tsukuyomi ha encontrado su lugar en la cultura pop moderna. Series como «Naruto» y «Sailor Moon» han presentado personajes inspirados en el dios de la luna, lo que refuerza su papel como una deidad que sigue fascinando al público moderno. Estos personajes suelen tener características enigmáticas, lo que refleja la naturaleza misteriosa y cambiante de la luna misma.

Tsukuyomi controlando las mareas bajo la luna llena, con olas que reflejan su influencia calmada y poderosa sobre la naturaleza.

Comparación con otros dioses lunares en mitologías globales

El mito de Tsukuyomi no es único en su naturaleza; muchas culturas alrededor del mundo tienen dioses lunares que juegan un papel similar. Por ejemplo, Selene, en la mitología griega, es la diosa que personifica la luna y comparte con Tsukuyomi el poder de regular los ciclos del tiempo y las mareas. Chandra, en la mitología hindú, es otra deidad lunar que, como Tsukuyomi, está profundamente ligada a la naturaleza cíclica de la vida y la regeneración.

Comparar a Tsukuyomi con estas figuras de otras culturas nos permite apreciar cómo la luna, como símbolo de lo cíclico y lo eterno, ha sido personificada en diversas mitologías. Sin embargo, lo que hace único a Tsukuyomi dentro de la mitología japonesa es su estrecha conexión con el concepto de equilibrio cósmico y su papel en la alternancia constante entre el día y la noche.

¿Te ha gustado el mito de Tsukuyomi?

Descubre ahora otra historia de poder y luz con el mito de Amaterasu. La diosa del sol, símbolo de la claridad y el orden, se enfrenta a los desafíos del caos y la oscuridad. Una diosa que ilumina tanto los cielos como la tierra, y cuya presencia es vital para la vida. ¿Crees que la luz siempre tiene la última palabra sobre la oscuridad?

Preguntas frecuentes

¿Quién es Tsukuyomi en la mitología japonesa?

Tsukuyomi es el dios de la luna en la mitología japonesa, nacido del ojo derecho de Izanagi. Es el regente de la noche y una de las tres deidades principales, junto con Amaterasu y Susanoo.

¿Cuál es el conflicto entre Tsukuyomi y Amaterasu?

El conflicto entre Tsukuyomi y Amaterasu surgió cuando Tsukuyomi mató a Uke Mochi, la diosa de los alimentos, lo que llevó a Amaterasu a romper toda relación con él. Desde entonces, el sol y la luna nunca están en el cielo al mismo tiempo.

¿Qué simboliza Tsukuyomi en la mitología japonesa?

Tsukuyomi simboliza la serenidad de la noche, el ciclo de la luna y la estabilidad. Su mito refleja la importancia del equilibrio entre el día y la noche, la luz y la oscuridad.

¿Cómo se relaciona Tsukuyomi con la luna?

Tsukuyomi es la personificación de la luna en la mitología japonesa. Su poder está ligado a los ciclos lunares, las mareas y la influencia de la luna en la vida y la naturaleza.

¿Qué festivales japoneses celebran a Tsukuyomi?

El festival Tsukimi es uno de los más conocidos en honor a la luna, donde se celebra la belleza y la influencia de la luna, simbolizando la conexión con Tsukuyomi y los ciclos naturales.

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